Imagen liberada
“Mi oficio es el de dirigir, pero también el de vivir,
como dice Pavese. Vivir en una sociedad, en un ambiente,
tener relaciones con semejantes, hacer
experiencias”
Michelangelo Antonioni
El límite de la galería es lo que impulsa la forma
de mirar, hacia adentro obras y espectadores son nuestro destino como arte. Y
hacia la calle, a los paseantes, aquellos que atraviesan las pantallas y se
llevan rápidamente nuestras miradas y sus inalcanzables historias.
Así como les passantes de la canción de Georges
Brassens, que habla de: aquellas esbeltas mujeres, cuyos ojos llevan paisajes,
que vemos aparecer un segundo en la ventana y que, rápidamente se desvanecen.
Más allá de la canción, este giro a mirar la realidad, es una liberación de la imagen, un modo de vivir como adentrándose en una película.
Dentro de la galería están las imágenes que pasaron
por el tamiz de la vida cotidiana, para distinguirse como representantes de
lugares y sentimientos. Son lo que queda después del paseo de la propia
artista, de sus registros día tras día, aparecen figuras, reuniones y soledades
remarcadas manualmente en un doble encuadre fotográfico. Encuadre que se repite
tanto en estas fotos como en las paredes de vidrio de la galería para formar
esas pantallas nombradas anteriormente.
Estamos situados entre la imagen revelada y la imagen
liberada, no como opciones sino como un gran conjunto que nos incluye, nos
suma.
Y sin embargo, mientras soy parte, no hago
absolutamente nada, solamente miro. “Ver es una necesidad”, entonces alguien en
la vereda ve el recuadro y me ve mirando, y alguien más lo mira a él.
Y así es, como en las ampliaciones que realiza
Thomas (David Hemmings), el fotógrafo protagonista del film Blow-up se revelan
recorridos de lugares, personas y misterios.
La apariencia de la realidad, pues de eso se trata,
se expande en varios sentidos, hacia la ciudad y hacia la intimidad de las
fotos expuestas.
La artista, Federica López, despliega sus obras y estrategias, donándonos muchas posibilidades de experimentar la obra. No es imagen, es tensión, es un todo inseparable extendido que determina su esencia.
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