Dark Room
Sobre la obra “Polara” expuesta por Lucio Door , en el MACRO, agosto de 2006
Polara recrea la noche, una noche con una duración que persiste y con una profunda oscuridad.
Abrir la puerta, te eclipsa la visión, hasta que finalmente el impacto luminoso se regula y se armoniza para volver a formar un ritmo estable, una nueva escena.
Entramos a una dark room donde el arte permite esta tercera dimensión del doble choque de día y noche.
Simétricos y precisos los dibujos se organizan en breves secuencias. Salvo aquellos que parecen proceder del resto de corte de los otros, son similares a hojas de muérdago y están desplazados de los ejes verticales que son la base de la organización de los demás dibujos.
Las alargadas figuras que nos rodean se agrupan y se afirman en las paredes como marcas de un agrimensor.
Algunas funcionan como espejos y a veces contienen más de una imagen, resultan entonces trampas visuales. Charcos de agua estancada, fotos de lluvias pasadas. Los registros de agua caída y la cantidad de datos que pueda soportar un espejo, son parte del juego del falso agrimensor.
La luz está contenida e intenta escaparse a través de la columna, por ella fluye y termina cayendo, derramándose sobre el piso, donde luego resurge y brilla sin importar la hora.
A partir de la entrada, los mundos se rozan y se confunden.
Por eso el que avanza debe explorar y con sus sentidos redescubrir los pasadizos en las puertas.
La noche se cierra sobre sí misma, debemos conseguir las llaves para las cerraduras.
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