Un día de cuento
sobre la “Muestra de un día” de Celina FUSTER
El tiempo de un día para ver y caminar un lugar y descubrir objetos como las pistas de una presencia.
Comienzo un poco desorientada y fuera de escala bajo tantos eucaliptos y araucarias, los ojos no me alcanzan en éstas distancias, quizás porque quien pensó éste lugar corrió con ventaja al verlo desde el aire. Mientras tanto hoy, la obra circula en ese sobrevuelo, en n-dimensiones.
Imágenes que se mimetizan en un instante donde se captura la verdadera forma de las plantas.
Si la verdad es el producto del tiempo y en algún momento precipita. Puede ser en base a éste principio que el agua de lluvia cayó en la grama y quedó en los planos plateados flotando sin llegar jamás a mojar la tierra.
Y qué sucede cuando una flor no pretende nada más que su lugar en la enredadera. No reproducir sino introducirse en lo real. Ocupar un espacio que pertenece a otro cuerpo. Estar ahí sin tiempo, como personajes de un cuento, que duermen y esperan ser descubiertos. Bellas durmientes de la pérgola en un sueño eterno de un día.
Transformar el entorno con intrusos que rechazan la gravedad y parecen seducir solamente con un leve toque. Piel de plástico que brota con aire y reluce durante las horas de sol. Los tintes fuertes son señuelos que nos ayudan a ver y contribuyen a la conexión de la obra.
Plantar entre las cosas un arte sin genética, nuevas especies que buscan su fundamento romántico como otras.
28 Mayo 2006
Publicado en la revista FANZIN Año 1 Nº 2
Editorial Ciudad Gótica http://www.ciudadgotica.com.ar/
Revisión de textos por Andrea Ocampo http://www.andreaocampo.galeon.com/
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