2/2/24

Carolina Antich en Arteba / set. 2023

 

Escultura de Carolina Antich, presentada en Arteba/ set.2023,

María Casado Home Gallery



El tiempo cae en una pausa, se lo experimenta de manera distinta, como si todos nosotros en este mundo, existiéramos a la vez en distintos tiempos y lugares.
Una gran piedra emana luz celeste y sentado frente a ella, un joven ( que me recordó a un escriba egipcio), se queda mirándola fijo, y yo mirando a los dos.
La base, el cuadrado blanco, es la pista que nombra Gilles Deleuze, ante las estrategias de Francis Bacon para aislar las figuras, es el límite de la puesta en escena y a la vez el lugar desde donde acontece un desborde de energía.
Ese cristal luminoso, en gran escala en relación al hombre, es en realidad vidrio de Murano, que formándose a través de un intenso fuego, logra conservar y emanar el poder de la naturaleza.
En el silencio de la contemplación, fascinados por la luz, como el primer ser humano ante el primer fuego, el joven y la espectadora comienzan a estar en un paisaje interior.
Tal cual atávicamente lo hicimos, la contemplación de la naturaleza es hoy, una urgencia ecológica.
Contemplar, luego de ver, mirar, detenernos, es el inicio de una relación simbiótica, entre el joven y la naturaleza, entre quien mira y el arte.
Y esta luz que sopla como un viento se confunde con mi espíritu.
El vidrio que parece una piedra de agua,
es el silencio entre las olas del mar,
es la frecuencia de mis pensamientos,
es la lenta respiración del que medita,
y la quietud de quien se asimila al mundo.

Texto y fotografía Marcela Galuppo

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