3/2/24

Un viento de follajes de Emiliano Bonfanti

 


Il cielo in una stanza 

                                                  Quando sei qui con me

                                    Questa stanza non ha piú pareti

                                                                       Ma alberi

                                                                   Alberi infiniti

                                                         letra de Gino Paoli


Miro cada panel como quien adivina las formas en las nubes.

Siempre algo aparece, el ave, el rostro, o solo un ojo, una boca. Podría estar horas así. Sugestiones inherentes. de pronto una catarata, una montaña al lado de una flor, un rosa parece ser una hora del día, ese momento cuando cae el sol. Un dejar hacer y un control circundante, que permite abrir la obra a las errancias de la línea.

Memorias de las cosas, pasando delante nuestro como estrellas fugaces.

El todo reúne ráfagas, remolinos y pausas de la pintura.

Un proceso creativo que se ordena y se desordena, con su ritmo interno.

Es la tormenta sobre el gesto del pintor.



Otra vez la mirada va del piso de damero al cielo en una estancia, y la arquitectura desaparece en una trampa detrás de la pintura de estos Paisajes quebrados.

Todo está a la vista en un mismo plano, en Rizoma, de Gilles Deleuze y Félix Guattari, hay una mención al "libro ideal que sería, aquel que lo distribuye todo en ese plan de exterioridad, en una sola página, en una misma playa: acontecimientos vividos, determinaciones históricas, conceptos pensados, individuos, grupos y formaciones sociales". 



Todo a la vista, para constantemente volver a ver cosas nuevas.

Entonces, el lugar empieza a ser el diseño del artista. Con sus aceleraciones y direcciones que no son medibles en un plano de la casa, sino que son tangenciales a los cuerpos, y como percepciones, sensaciones nuevas.

El artista lanza su gesto, según Barthes " la suma inagotable e indeterminada de razones, pulsiones, perezas que entornan el acto", y tenemos la oportunidad de llevarnos infinitas percepciones.

En el ojo de la tormenta se ve pasar todo alrededor.

Así sucede en Un viento de follajes de Emiliano Bonfanti.

No hay más paredes, ahora está la trama que vienen del y va hacia el sentimiento.




Texto y fotografías Marcela Galuppo

Comentario sobre la muestra Un viento de follajes de Emiliano Bonfanti en la Galería Gabelich Contemporáneo, Rosario.

https://www.youtube.com/watch?v=a6oX1ki_oBo




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