4/2/24

Gurisada de Andre Yari Richetti

 




Hay algo eterno y sólido en las leyendas

"En la orilla quedamos, Abril, de los cielos y las aguas,

tan poco cielos y aguas

que ya no son cielo y aguas

sino pálidos y exaltados sentimientos".

del poema No podemos entrar, Abril de J.L. Ortiz


La muestra tiene su ritmo, su latir, está viva.

A veces miramos la fragilidad de un encuentro, y otras alguien nos mira, nos descubre.

Sobre los pastos, en el agua, sumergidos, mitad río, mitad cuerpo, asomándose para ser así, en partes , aparecen, niñas, niños, animales, pájaros y paisaje, todo eso en metamorfosis en las figuras que flotan dentro del tiempo infinito de la leyenda.

Me sorprende un niño azul recostado en la hierba, él es Jasy Yateré, duende de la siesta.

Él es quien cuida los pájaros y nos seduce desde su desnudez de eros del litoral, no nos mira, lo miramos, hablar, cantar, estar con sus aves.

Esas dos soledades, comparten su ser, Rodolfo Kusch diría su estar en el mundo, porque la filosofía aquí gravita y aún perdura en un aire denso, tan fuerte que moldea el barro.





Hay algo eterno y sólido en las leyendas. A pesar de que es solo un instante en el que se dejan ver, así fue de difícil que aparezca el tigre de Juan Darién. Horacio Quiroga hizo hablar a una víbora para tranquilizar a su madre, ella dijo - Nada temas, ve tranquila. Desde este momento tu hijo tiene forma humana; nunca lo reconocerán. Forma su corazón, enséñale a ser bueno como tú, y él no sabrá jamás que es un hombre - .Fue muy difícil sacar a Juan del refugio del amor de su madre.

Hoy, Juan está aquí en una pintura con su forma humana, tiene marcas sobre su piel, está sentado, tomando, reteniendo sus manos, con un alambrado detrás, que tiene algo de eco de una jaula.





Por eso estos seres nos confunden, porque nos dan señales de su variedad de especies.

Nadie duda que la niña es una boa, y me sigue con su mirada atenta a mis movimientos. Le dicen Curiyú.





Por suerte estamos al resguardo de estos seres. eso parece, Quizás luego, vivan conmigo como mi miedo al almohadón de plumas.

Me retienen los azules del cielo, son varios colores que le dan distancia, y nos regalan profundidad.

Así es que las pinturas son paisajes con mucho erotismo, historias entre prados y pesadillas,

"En la orilla quedamos, Abril, de tu luna líquida y profunda,

de tu luna sin fin,

al lado de los sauces oscuros sobre su largo, largo escalofrío, cortado de islas negras,

y de las sombras, las sombras?, que contra las canoas palpitan y gloglean..."

del poema No podemos entrar, Abril...de Juan L. Ortiz.


Texto y fotografías de Marcela Galuppo sobre la muestra Gurisada de Andre Yari Richetti en Subsuelo Galería de Arte , Rosario.

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